domingo, 18 de junio de 2017

¿Una continuación?

Diana Wynne Jones abre el velo de las continuaciones.
La verdad, me pasó algo curioso con este libro. Esperaba cosas. Nunca espero nada ni de las continuaciones ni de nada y de este libro esperaba cosas y lo peor es que no sé qué esperaba. Pero conforme iba leyendo el libro, me daba cuenta de que sea lo que fuera lo que me esperase no era equivalente a lo que iba leyendo.

Tal vez porque al leerlo me sentía como si leyera una telenovela raruna de algo que se ha mascado mucho. Sabía que el segundo libro no tenía nada que ver con Sophie ni Howl ni siquiera Calcifer aunque ocurriera en el mismo mundo, sin embargo, y aunque la lectura era ligera y aunque he leído antes libros 'retellings' (es el término anglosajón que se utiliza para cuando una obra es una versión de algo ya contado, generalmente, cuentos clásicos, algo así como un fanfic, las películas basadas en libros, a su manera son retellings) este libro conforme lo iba leyendo me sabía a poco.
Pero conforme iba leyendo, afortunadamente, se me iba haciendo menos telenovelesco y más interesante. No es que piense que las telenovelas no puedan tener su aquel... pero como digo para mi sorpresa iba esperando algo.

Y cuando pensé que iba a encontrarme con otro cliché extraño sacado de la vieja Arabia, cambió completamente, me agradó el cambio aunque parte de mí gritase ese cambio a pleno pulmón. Y se volvió encantador. Dejé de tener esa sensación de haber estado esperando algo que no estaba para nada leyendo.

"El Castillo en el Aire" o "Castle in the Air", como veis no tiene mucha pérdida, va sobre Abdullah, hijo de un mercader de alfombras en Zanzib, al sur de Ingary (también llamada Ochinstan), que heredó el trabajo de su padre. En Zanzib, es costumbre que haya poliginia (es decir, que los hombres [aunque técnicamente es: un individuo con varias esposas] tengan varias esposas) y por lo tanto, el padre de Abdullah tuvo dos esposas. La otra familia del padre de Abdullah eran muy Sacobilla Bolsón, es decir, muy rastreros y siempre trataban que Abdullah les diera pasta y no influyera el mal status de Abdullah sobre ellos. Pero Abdullah tenía unos sueños rarísimos desde que tenía uso de razón, soñaba que vivía en un palacio con un jardín hermoso y que en dicho jardín había una preciosa princesa que lo amaba. Abdullah creía que era hijo de un sultán y empezó a asociar dichos sueños con su antiguo pasado. Sin embargo, un día un extranjero le vende una alfombra vieja que posee poderes mágicos que junto a conocer la profecía de su nacimiento le llevará a marcharse de Zanzib.

Los personajes son muy arquetípicos, creo yo, los buenos son buenos, los malos son malos. Y el prota tiene una suerte tremenda y la princesa que ama es de lo más inocente del mundo pero al menos también es fuerte e inteligente.

Resaltar que:
-Abdullah me creaba la misma sensación que él tenía con el resto de personajes. A ver, es un personaje de tener primeras impresiones, que piensa que las primeras impresiones son la base de cómo es la gente, pero que por lo general, conforme conoce bien sea en una conversación o en la observación a los demás, es consciente de lo equivocado que estaba, sobre todo si la primera impresión era negativa. Pues con él tuve lo mismo. Al principio me parecía muy superficial, demasiado risueño (a pesar de que iba con la cosa de que posiblemente fuera verdad su presunción sobre su destino), después, debido a su lógica me fue cayendo mejor. Es un personaje con mucha labia y mucha suerte, todo hay que decirlo pero sabe vender bien las cosas.

-Flor-de-la-noche me parece tan adorable e inocente que me entraron ganas de abrazarla.

-Hasruel, me parece que se tomó muchas molestias cuando el mayor de sus problemas, efectivamente y como él dijo, se encontraba justo delante de sus narices.

-Me sigue maravillando la relación de Calcifer con Howl.

-A pesar de que conforme iba leyendo la posibilidad de lo que iba a pasar era lo que pasaba, me ha gustado que dejase el tono telenovelesco más o menos a la mitad de la trama y cambiase a otro tono totalmente distinto.

-Me encanta que haya un espacio para las madres que no saben cómo tratar a sus hijos. Ya está bien no solo de promover que todes tenemos que tener progenie sí o sí y de una forma determinada, y de decir que todes tenemos unos fantásticos dones para la crianza de hijes, cuando a la vista está que no. Sobre todo nada más nacer este.

-También me encanta el mensaje de Abdullah en sus pensamientos que dice "«¿Quién soy yo para criticar?»".

-El carácter del perro en contraste de todas esas opiniones de que los perros siempre son más amables que los gatos, cuando es posible que odie a prácticamente todo el mundo.

Remarco esta frase únicamente porque aún estoy en shock:
"—Es tan guapo —dijo la de rosa.
—Me gustan con alas —dijo la de amarillo—. Es diferente".

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