domingo, 20 de diciembre de 2015

Crónicas del Mago Negro por Trudi Canavan

Saludos.

Hoy os traigo una anécdota que me surgió con estos libros, además de desvaríos y algunas cosas más.

Hace años, yo, inocente de la vida, me encaminé a la biblioteca de mi localidad pues había visto en el registro que había disponibles una serie de libros, incluidos estos. Al leer las sinopsis y fragmentos sueltos de algunos de ellos los descarté, y me decanté por esta serie. Solamente cogí el primero, pues fue el único que vi, y tampoco tenía prisa por llevarme los otros dos por si se cumplía el plazo de entrega (y porque así tenía una excusa para obligarme a salir de casa, todo sea dicho).

Cuando lo terminé, revisé nuevamente que pudiera disponer de la continuación, ¿y cuál fue mi sorpresa? El segundo había desaparecido. Polvo. Nada. Volví loca a la bibliotecaria en el proceso de búsqueda (porque era una buena bibliotecaria, que conste también), pero todo fue en vano. Me comí la curiosidad, y desde entonces raras veces he pisado esa biblioteca para leer un libro. No por no querer leer, o por estar dolido, simplemente volvía esa sensación de derrota y decepción para nada agradable y prefería alejarme del lugar.

No sabía yo que teníamos
una Liesel propia en el pueblo.
¿Qué ocurriría con el libro? Mi teoría es que alguien lo robó. Sí, porque en esta época de informatización nada escapa de la vista del monitor, todo queda grabado. Dudo que se perdiera, aunque también cabe la posibilidad, pero si eso fuera así el libro debería haber aparecido en alguno de los cajones, o estanterías, y bien cierto es que no quedó nada sin abrir, y bien cierto es que el libro sigue sin aparecer. Pero esto me trae más dudas. ¿Por qué solamente "La Aprendiz"? ¿Por qué no la colección entera? ¿No es más probable que desaparecieran el primero o el último? ¿Eran simples ganas de joder al personal? En fin, solo recordar el tema me mosquea, así que mejor lo dejo estar de una vez. Proclamo con estas líneas enterrar en asunto de una vez por todas. Descanse en paz. Ahí te pudras en tu tumba.



domingo, 13 de diciembre de 2015

Sacapuntas, el afilador de lápices, o su peor pesadilla, todo depende del punto de vista.

Siento como si acabara de perder la virginidad, porque nunca antes había usado blogger, llamadme raro o lerdo, pero nunca había sentido la necesidad imperiosa de abrir un blog, y realmente creo que si no fuera porque me acoplé (así, tal cual, con toa' mi jeta) en el blog que estaba creando Tinta Negra yo no estaría en este mundillo.

Qué decir de mí, soy un triste sacapuntas, viejo para algunos, casi recién estrenado para otros. Me da igual cómo se me vea, y, sinceramente, ¿acaso importa? Nunca he considerado que la edad de alguien vaya necesariamente acorde con su madurez, al igual que tampoco opino que esta sea antónimo de infantil. En fin, me enrollo como las persianas, y seguramente borre esto, que encima el tema está muy trillado, pero buéh, es mi entrada y hago lo que me salga de la cuchilla.